domingo, 21 de abril de 2013

Los beneficios de la miel (Parte I)

La miel posee un 75% de glucosa, fructosa y un poco de sacarosa, un 0,5% de prótidos, algo menos de lípidos, una cantidad apreciable de todas las vitaminas hidrosolubles, un poco de las sales minerales comunes de la materia viva y esencias perfumadas según las flores visitadas



Por su elevado contenido en azúcares simples es un alimento altamente energético.

La glucosa es el alimento fundamental de las células musculares y necesario no sólo cuando los músculos tienen que realizar un enorme esfuerzo, sino también cuando algún músculo es deficiente y necesita un refuerzo de energía como ocurre con los niños, ancianos o enfermos del corazón puesto que el corazón es un músculo.

La digestión y asimilación de la miel es más fácil que la del azúcar y se retiene bien por el hígado y los músculos, constituyendo depósitos de reserva energética.

Además de su alto poder y valor energético (326 calorías por cada 100 gr.) es una buena defensora de las células del hígado en casos de insuficiencia hepática

Los elementos minerales que contiene contribuyen al mantenimiento del esqueleto (calcio) y a la regeneración de la sangre (hierro). Hay estudios que  han demostrado que el calcio se incrementa a las dos horas y media de haber tomado miel y permanece en la sangre durante 24 horas. La miel tomada diariamente hará que se mantengan las 10 partes de calcio que han de acompañar a las 4 de fósforo. Se pueden tomar cada día seis cucharaditas de miel repartidas en las comidas y con esto estaremos combatiendo la osteoporosis tan frecuente en las mujeres a partir de una determinada edad.

La miel también alivia los dolores de la artritis, por su gran aporte de potasio

La miel es un suave laxante, no precisa ser digerida por el cuerpo humano;  puesto que esto ya ha sido realizado en el estómago de la abeja.

Es un sedante que ayuda a disfrutar de un sueño profundo y reparador.

Favorece el desarrollo del niño para conseguir un buen sistema nervioso y un buen desarrollo físico e intelectual.


La miel es un alimento exento de microbios y un eficaz y buen desinfectante que se emplea con éxito para cicatrizar heridas en uso tópico. Asimismo, los emplastos de miel se han utilizado localmente sobre quemaduras y heridas con el fin de aliviar rápidamente el dolor y el picazón



Se ha recetado a niños y adultos, con un aparato digestivo delicado en vez del azúcar y durante siglos se han masticado panales para aliviar los trastornos del sistema respiratorio. Es utilizada en casos de astenia (estados de fatiga física, psíquica o intelectual), de anorexia o falta de apetito, de problemas digestivos y en casos de ulceras gástrica.

Por sus propiedades bactericidas y antibióticas, es muy apropiada para ciertas infecciones de tipo laringitis o bronquitis.

Con esto, no se pretende decir que hayamos encontrado la panacea universal, sino hacernos eco del interés que muchos médicos naturistas, dietistas y farmacéuticos tienen cada vez más por la miel, puesto que es: alimento, medicina y cosmético.



La miel cristaliza de forma natural debido a la evaporación del contenido de agua que tiene. Con el paso del tiempo una miel virgen tiende a cristalizarse.  Se recomienda consumirla de esta manera ya que la práctica nociva de calentarla al baño maría o en el microondas es nefasta para las enzimas que la miel contiene y que hace que pierda sus propiedades terapéuticas. Se aconseja  exponerla al sol, cubriendo el frasco con un papel o tela negra para protegerla  de los rayos ultravioletas.


Fotos propiedad de Enrique Simó (apiADS Valencia)

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