domingo, 5 de mayo de 2013

El problema de la desaparición de las abejas

El declive de las poblaciones de abejas en el mundo podría deberse a la pérdida de la diversidad de plantas silvestres. Según los científicos cuando las abejas se alimentan del polen de plantas de diferentes especies producen una mayor cantidad de un compuesto químico clave que las defiende de los microorganismos.  La pérdida de la diversidad de plantas podría estar dañando el sistema inmunológico de estos insectos, y por  eso desde el 2006 un fenómeno conocido como trastorno de colapso de colonias (CCD) está implicado en la muerte de abejas en todo el mundo.


La enfermedad  conocida como CCD ha diezmado en los últimos años la población de abejas de Norteamérica, Asia y Europa. La muerte masiva de los enjambres de abejas se puede deber a varios tipos de virus que interrumpen la expresión genética. Entre un 40% y un 60% de las colonias han sufrido el CCD, una enfermedad que las desorienta y hace que no lleven a cabo su trabajo en la colonia, con lo que ello representas para la supervivencia de la misma.

Se observa en los intestinos de las abejas una abundancia de fragmentos de ribosoma, la estructura que fabrica proteínas dentro de la célula. El descubrimiento, llevado a cabo en la Universidad de Illinois, sugiere que la producción de proteínas podría estar comprometida en las abejas que padecen el CCD. Los virus responsables de este fenómeno se conocen como picornavirus. Estos virus lo que hacen es llegar hasta el ribosoma y en lugar de producir proteínas de abeja, producen proteínas del virus y el ribosoma se desgasta y se rompe. Los virus implicados incluyen  el “virus del ala deforme” y el “virus israelí de la parálisis aguda”. La investigadora principal del estudio  ha añadido que lo que tienen que hacer ahora es encontrar el motivo por el que  múltiples virus pueden interactuar con el ribosoma.

Por otro lado, el abuso de pesticidas, fungicidas y herbicidas que se aplican a los cultivos podrían estar implicados en el fenómeno. Es por ello que en Galicia los tratamientos químicos sobre el maíz están bajo sospecha.

Teléfonos móviles y antenas de televisión y de telefonía son otros de los sospechosos. En Alemania se está estudiando especialmente la influencia negativa del enorme auge de la telefonía. Se sospecha que sus ondas electromagnéticas pueden interferir con el sistema de orientación de las abejas, provocando que se desorienten y que así no sepan volver a la colmena, muriendo de hambre y agotamiento.

El cambio climático, el aumento generalizado de la sequía y la desertización, obligan a trabajar más a las abejas para conseguir el alimento lo cual acorta considerablemente su vida.

Einstein dijo: “El día que desaparezcan las abejas no tardaremos en hacerlo los humanos”, ya que sin abejas no se puede realizar la polinización de muchisimas especies vegetales con lo que desaparecerían los alimentos y por ende toda la cadena trófica incluidos los humanos.





Por último y según las últimas investigaciones, las abejas se ven infectadas en el intestino por la combinación de un virus iridiscente de invertebrados (IIV) y un hongo conocido como nosema apis. Hay que descubrir como interactuan, ya que cada uno por su lado no parecen particularmente letales, pero en combinación son 100% fatales.

La extinción de las abejas conllevaría una catástrofe alimenticia a nivel global y sólo estamos teniendo en cuenta  a la agricultura. La agricultura europea depende en un 84% de la polinización de las abejas y la mundial de un 70%. Si a eso le añadimos la vida silvestre (bosques, campos, selvas, etc…) podríamos llegar al apocalipsis total puesto que:

 Sin abejas el mundo se acabaría en 40 años


Fotos propiedad de Enrique Simó (apiADS Valencia)

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